"¡Miente, Pinocho, miente!"… así decía aquel chiste, y si en lugar de nariz a Pinocho le hubieran puesto un polígrafo de bolsillo en su carcasa de madera la protagonista de la historieta probablemente nunca habría llegado al clímax… 
¿Cómo funciona? Básicamente, podemos decir que un cerebro humano reacciona de forma autónoma e involuntaria ante cualquier estímulo, de forma que cuando una persona miente, se producen en ella reacciones fisiológicas y emocionales que no se pueden dominar. La presión sanguínea, la respiración y la conductividad eléctrica de la piel delatan al mentiroso, que verá cómo sus reacciones van quedando registradas en una larga tira de papel que el sabio de turno sabrá interpretar.
El técnico va haciendo las preguntas, y debe hacerlo de forma muy aséptica, alternando las cuentiones interesantes de verdad con otras "de control" del estilo de "¿tienes carnet de conducir?" o "¿cuánto son 3×2?" (los cálculos matemáticos, al parecer, son muy similares a una mentira en el polígrafo…). Su efectividad es bastante alta al parecer, pero bueno, no es infalible, falla… o se le engaña…
De todas formas, aunque el polígrafo no sea tan viejo como para ser parte de nuestra tradición popular, o de los cuentos de Andersen o esas cosas, este lindo aparatito ya es parte de nuestra cultura televisiva, y más que nunca en estos tiempos. ¡Qué mayor prueba que aparecer en un capítulo de Los Simpson (si no te hacen la parodia es que no existes)…
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