Nooooo…. no voy a comentar el parecido entre el judío empollón de la serie y Marilyn Manson… hoy doy inicio a una nueva categoría de artículos en la que recordar cosas de cuando éramos (más) jóvenes. Los que tenemos veintijumfrom.. ejem… vivimos en los 80: todo un desafío al buen gusto… capaz de lo mejor en algunas ocasiones y de lo más extravagante en todas las demás (Miguel Bosé con falda cantando aquello de "un demonio chiquitito ha entrado por la ventana"…. brrrrr…. escalofríos sólo de pensarlo). Y luego llegó "Locomía" pa acabar de joderla.
En fin, al grano (como decía un compañero de clase con un ligero problema de acné). El post de hoy: el laserdisc.
¿No os acordáis del laserdisc? Se suponía que iba a ser el soporte de grabación definitivo, con una calidad de imagen superior al VHS (nos ha jodido…), del tamaño de un disco de vinilo y todo doradito… parecía uno de los repuestos de C3PO…
El disco en cuestión costaba unas cinco mil de las (cada vez más añoradas) antiguas pesetas (sniff!) y el aparatito reproductor era del tamaño de un video grande. Tooooodas las películas que se vendían en laserdisc parecían mejores… pero llegó el CD. Y luego el DVD… Y ahora $ONY y TOSHIBA se pelean por lanzar la próxima generación de soportes digitales para que tengamos que comprar otro aparato reproductor y seguir alimentando el ansia consumista que nos azota… (ayyy, que me sale el rojo que llevo dentro: muere, muere…).
Nada… el próximo día otra perla del baúl de los recuerdos. Feliz borrachera a todos, que hoy terminan oficialmente los exámenes para la mayoría de universitarios.
(Mmmm… mujeres borrachas en minifalda que han estado un mes en casa sin salir: voy a ducharme…)
:icon_drunk:
Además muchas películas ocupaban la dos caras del disco y había que darle la vuelta por la mitad de la peli, vamos comodísimo.
Recuerdo las ediciones de «Star Wars», eso ya forma parte de la historia del cine en casa.