En 1995, McArthur Wheeler entró en dos bancos de la ciudad de Pittsburg y los asalto a plena luz a cara descubierta. Fue arrestado más tarde esa misma noche, a menos de una hora de la emisión en televisión de las grabaciones de las cámaras de seguridad de las entidades. Cuando la policía le mostró las grabaciones el señor Wheeler exclamó: «Pero si me había puesto el limón». Al parecer el atracador creía que embadurnarse la cara con zumo de limón lo haría invisible ante las cámaras de vigilancia.
Con este episodio comienza el artículo[PDF] en el que J. Kruger y D. Dunning de la Universidad de Cornell exponen el denominado «Efecto Dunning-Kruger». Según este los individuos con menos conocimientos tienden a sobreestimar sus cualidades mientras que aquellos más preparados se consideran menos competentes que la media.
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