Hace poco nos enteramos por fin que, después de ciertas dificultades de distribución, tiene fecha de estreno el próximo 27 de Junio, «Los Cronocrímenes», el debut de Nacho Vigalondo[TSS] en el terreno del largometraje.
Hemos podido asistir a una proyección hace unos días en Madrid. Al margen de sentirnos privilegiados, podemos decir que ha cumplido las expectativas con nota alta, aunque se esperaba bastante conociendo la trayectoria del responsable.
Ha conseguido lo que pretendía, un debut extraño, atípico, inclasificable y raro. Esta película no decae en ningún momento, a partir del comienzo de la trama desde el suelo, su progresión ascendente continua hasta el momento en el que alcanza el vuelo y permanece invariable a un nivel difícil de superar.
La historia de un viaje en el tiempo, que comienza con un hombre que en el jardín de su casa mirando al bosque observa una extraña escena, a la que se aproxima y en la que se involucra accidentalmente en una inquietante situación, con una mujer desnuda y un misterioso individuo vestido con gabardina y con un vendaje en el rostro de color rosa. Profundizar en más detalles sería quitarle emoción a una sucesión de secuencias estratégicamente elaboradas en el que cualquier minúsculo suceso tiene vital importancia en su conjunción global.
Cada objeto tiene su propia historia en la que la relevancia de un pequeño detalle hace más relevante el descubrimiento de la breve historia del próximo detalle. Pero fijarse en cada uno de ellos, en este caso, no impide ver el bosque, al contrario, en cada árbol que nos fijamos nos sirve de iluminación en una espiral meticulosamente tejida. Vigalondo te va mostrando poco a poco según transcurre el metraje qué es lo que está pasando con el protagonista para que, una vez unido todo el puzzle, sepas que ha pasado realmente en toda la historia. Te hace el mismo truco de magia varias veces y cada vez te deja ver lo que él quiere que veas aderezado con su humor característico.
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