Cuando todo el mundo se estaba estrujando los sesos para solventar la inminente crisis energética, llega una compañía de Silicon Valley (de donde si no) y ofrece lo que podría ser la solución final a la escasez de petroleo: petroleo 2.0
Bajo el lema «The best replacement for the petroleum is petroleum», la compañía LS9[Ing], creada por dos biólogos estadounidenses, ha modificado genéticamente varias bacterias (entre ellas la archiconocida Escherichia coli[WP]), para que literalmente defequen hidrocarburos, que pueden ser tratados para obtener combustible. El planteamiento es sencillo: tomar elementos orgánicos de desechos, como serrín, o matojos cortados en los bosques, exponerlos a estas bacterias, y obtener a cambio el preciado oro negro.
Desde el punto de vista económico las ventajas son innegables: no haría falta ningún combustible de transición. Toda la tecnología actual basada en los hidrocarburos, seguiría funcionando… al altísimo coste de continuar envenenado el planeta con gases tóxicos.
De todos modos, a muy corto plazo el problema que le veo es este: ¿qué ocurriría si una buena cantidad de estas bacterias acabaran llegando, bien por un accidente, o por cualquier otro problema, a un bosque, a un medio incontrolado fuera de los laboratorios?, ¿lo fagotizarían hasta convertirlo en una masa negra apestosa? Digno de una novela de Neal Stephenson[WP].