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El homo hijoputiensis

Cada vez se hace más presente la aparición de una nueva especie dentro del género homo. Este nuevo hombre representa un escalón más dentro de la evolución de las especies, con una elevada probabilidad de situarse en lo más alto de la pirámide evolutiva. A falta de un nombre técnicamente más apropiado, este homo ha sido bautizado como el homo hijoputiensis.

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El homo hijoputiensis, evolutivamente superior

El homo hijoputiensis es una especie evolutivamente superior al homo sapiens: una mejor adaptación al medio, un mejor uso de los recursos a su alcance, una mayor efectividad reproductiva entre otros claros indicadores le consagran como el siguiente paso en la evolución de las especies.

La clave de su éxito radica en la rotura de las cadenas de la fenomenología. La superación de la conciencia y de las morales más arraigadas ha conseguido un homo más adaptado, más apegado a la tierra. Eliminando pensamientos más alejados de la supervivencia y centrándose en este objetivo, ha superado obstáculos morales permitiendo superar al homo sapiens.

Antropología del homo hijoputiensis

Las características intrínsecas del comportamiento de esta especie son difíciles de detallar, ya que sólo puede valorarse su interacción con otras especies y no consigo misma. Por ello, sus actos son difíciles de evaluar desde un punto de vista objetivo pues parten de las observaciones del homo sapiens.

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Quizás la versión más aproximada al comportamiento de esta especie puede encontrarse en la deformada y distorsionada concepción del í¼bermensch adoptada por Alemania durante los últimos años de la primera mitad del siglo XX.

La antiguedad de la especie es un concepto abierto a debate. Aunque algunos estudios sitúan el primer homo hijoputiensis hace unos 50.000 años, sus antecesores podrían haber llegado a aparecer hace alrededor de 250.000 años (ver último apartado).

El gen hijoputiensis

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Basándose en el perfil comportamental de los hijos de homo hijoputiensis se puede intuir que el gen HJP es claramente dominante. Se requerirá un estudio más detallado del genoma del homo hijoputiensis, ya que sus capacidades cognitivas podrían influir en que el comportamiento fuera adquirido y no genéticamente condicionado, lo que pondría en duda esta apreciación. Un perfil genético HJP-SPN tiene una respuesta claramente hijoputiensis. Es cierto que sus características no llegan al HJP-HJP, o hijoputiensis puro, pero está lo suficientemente alejado de un SPN como para ser considerado de otra especie. Como puede ser deducido, dos individuos HJP-positivo pueden tener descendencia SPN. La especie hijoputiensis es suficientemente moderna como para que su perfil genético sea compatible con el homo sapiens, y puedan tener descendencia común.

Morfología del homo hijoputiensis

La apariencia física de esta especie es idéntica al homo sapiens. Imposibles de diferenciar por mera apreciación visual. Como se ha comentado anteriormente, una de las características más fuertes del homo hijoputiensis es su adaptabilidad al entorno. Por ello, su similitud física con el homo sapiens se aprecia como una maniobra perfecta de adaptación. Puede compartir los recursos y, llegado el caso, aprovecharlos para su único uso.

Su inteligencia le permite crear sistemas de desconfianza que aseguran su adaptación. Quizás uno de sus ejemplos más notorios es la creación del mal llamado odio étnico. Para desviar la atención sobre su ascenso a la supremacía de las especies, el homo hijoputiensis creó la insidiosa discriminación basada en meros rasgos morfológicos. Esto permitió su acoplamiento perfecto e inadvertido en el seno del homo sapiens, además de crear conflictos altamente favorables para sus intereses.

La extinción del homo sapiens

Tanto la especie de homo «clásico» como la «moderna» comparten los mismos recursos naturales, lo que asegura una competencia por explotación. Dado que el acto de agresión asegura una mejora de la supervivencia al prevenir el establecimiento de otra especie en una porción de hábitat, las dos especies compiten por interferencia. Además, las dos especies usan una estratega de selección K, lo que agranda aún más el conflicto.

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Por lo tanto, es de suponer que estas dos especies entren en conflicto en las épocas futuras. En una inevitable confrontación, el homo sapiens se echará atrás en el momento decisivo. Por poner un ejemplo muy drástico, cuando llegue el momento en el que la victoria esté supeditada a la aniquilación de la progenie de la otra especie, la moral arraigada en el colectivo del homo sapiens haría casi imposible esta labor. El homo hijoputiensis no dudará en acometer atrocidades que aseguren su supremacía como especie. Si bien es cierto que el homo sapiens es capaz de aberraciones cuando se trata de asegurar la supervivencia, ese paso más que siempre estará dispuesto a dar el homo hijoputiensis hace que su prevalencia esté más que certificada.

Otra de las ventajas del homo hijoputiensis es su alto grado de asociacionismo. Aunque pueda parecer contradictorio por sus acciones, esta especie tiene un fuerte grado de asociación entre sus miembros. Sus extremas medidas de asegurar la sumisión a los jefes de tribu crean unas sociedades arraigadas, muy compactas y con capacidad de actuación extrema.

No debe caerse en la tentación de juzgar estos pensamientos más «básicos» del homo hijoputiensis como impulsos, y por lo tanto más «bajos». La refinación del mal (entendido en términos rousseaunianos) es un pensamiento complejo y «elevado». La depuración de la crueldad requiere un esfuerzo mental comparable a los mejores tratados de organización del Estado.

Por todo ello, el homo sapiens sólo puede asumir el triste destino que la naturaleza ha reservado a los menos adaptados: la extinción.

El homo sapiens como antecesor del homo hijoputiensis

Muchas teorías han sido propuestas sobre la extinción del homo neanderthalensis. Una de las más recientes se basan en su pobre adaptación a la caza mayor tras la salida de un periodo glaciar. Aún así, su supervivencia durante milenios compartida con el homo sapiens puede dar lugar a discrepancias en este sentido. Las teorías más aceptadas apuntan a que la causa de la extinción se debe a la competencia del homo sapiens. Resulta extraño que un individuo con una capacidad craneal superior haya sido superado en términos de supervivencia.

Es muy posible que, desde el punto de vista Neanderthal el homo sapiens haya sido un particular «homo hijoputiensis primer». El homo neanderthalensis era un individuo robusto, de complexión fuerte, lo que supone una ventaja sustancial en la caza así como en hipotéticas disputas. Si el homo sapiens ha prevalecido, ¿cómo es posible que fuera superior en una competencia directa?. Es posible que la depuración de la crueldad haya dado como resultado el «homo sapiens». Un individuo menos preparado físicamente, pero con mayor fiereza y salvajismo.

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Es innegable la fuerte atracción del homo sapiens hacia lo fenoménico. Aunque es improbable, algunos mantienen que el recuerdo de la coexistencia con los neanderthales se mantiene en lo que ambiguamente se denomina memoria colectiva, en la figura de ogros, trolls y otros seres mitológicos. Estos seres, representados como peludos, fuertes y habitantes del bosque más profundo, y que los viejos héroes exterminaron, parecen coincidir más bien con las reconstrucciones clásicas del aspecto físico de los neanderthales (sujetas a prejuicios cognitivos muy arraigados) que los representaban como un estadio evolutivo intermedio. Este mecanismo de defensa crea un concepto de «monstruo» contra el que todo es válido, ya que no pertenece a la propia especie. Su exterminación se percibe como una justificación de la propia supervivencia.

Conclusiones

Con estos hallazgos el homo sapiens debe ver la realidad a la que se enfrenta en el esquema evolutivo terrestre. En ningún caso debe suponer su renuncia a la supervivencia; este concepto resulta imposible para cualquier ser vivo en conjunto, ya que ninguna especie se relega a su extinción, sino que trata de adaptarse por todos sus medios.

Aunque objetivamente el homo hijoputiensis posee muchas ventajas desde el punto de vista de la supervivencia, los constantes cambios en el planeta pueden deparar condiciones externas que cambien la supremacía de una especie. Un claro ejemplo de este tipo de eventos puede encontrarse en la extinción masiva del Triásico-Jurásico. El cambio climático o el debilitamiento de la capa de ozono puede suponer una influencia decisiva en uno u otro sentido; la especie más beneficiada con estos cambios es motivo de discusión en el ámbito científico y no parece clara.

 

(Nota del autor: En algún momento mientras escribía el artículo todo dejó de tener puta gracia. Por suerte, esto sigue siendo The Smoke Sellers, así que nunca se sabe muy bien qué es broma y qué es desgarradora humanidad.)

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Comentario

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  1. Os habéis equivocado de especie con Gaius, que es un Pervertidus Excepcionalis. El HJP-HPJ de Galáctica es John Cavill. El homo hijoputiensis es la sí­ntesis cipolliana (malvado inteligente).

  2. @malkavian el 90% del tiempo estamos de cachondeo… el artí­culo ha salido con un tono más serio de lo que se pretendí­a pero… es la tí­pica «teorí­a» que cuento a los colegas con alguna cerveza de más…

    aunque… sí­ que creo que existe el gen hijoputiensis… jajajaj…

    @quevedin gaius era un cabronazo y punto http://www.thesmokesellers.com/?p=1909