en InterNEX, Qué vida más triste

La insoportable levedad del Twitter

No eres interesante. Ni tú, ni yo, ni nadie en general. Oh, sí, perdóname, tocas la guitarra, tienes un tatuaje, cantas ópera, lees a Nietzsche, escribes prosa, haces kite-surf, haces fotografía conceptual, pintas cuadros, ayudas en un comedor social, has estado en 27 países, escribes en un blog, es cierto. Tú y 6 mil millones de personas más.

Las grandes ciudades siempre han sido un sitio donde se busca más esta diferenciación. Al convivir entre tantas personas se necesita crear una sensación de individualidad, de importancia dentro del grupo, una idea de «no soy uno más». De hecho, seguro que existen muchos estudios entre el nivel de diferenciación de las personas y la población de su ciudad.

Puede que este sea un incentivo a la creatividad, el hecho de forzar cosas diferentes para buscar la individualidad en ciudades colapsadas de humanos. Es cierto que muchas innovaciones han salido de grandes ciudades, que son lugares de intercambio y de confrontación de ideas.

O puede que sea un incentivo a la mediocridad. El concepto de creatividad va ligado a una cierta idea de libertad en el discurso, de no ser algo forzado. La idea de la diferenciación por la diferenciación, como mero hecho de buscarse una especie de lugar en el mundo no hace más que sepultar genialidades en un mar de diferenciación mediocre. ¿O acaso algo es interesante sólo porque es diferente?

¿A qué viene todo este rollo?

El modelo de «blog» está acabado; el modelo web 2.0 está acabado (sea lo que sea el web 2.0).

Los extremos de la interacción del usuario

Estamos llegando a unos extremos de participación del usuario que no son sostenibles. Es imposible actualizar mi Twitter, escribir un comentario en no sé qué blog, leer los RSS de los 10 o 20 blogs que sigo, leer los comentarios de no sé qué cámara fotográfica o portátil que quería comprarme, ver cuatro chorradas en YouTube, y subir las fotos de mi viaje a Flickr, charlar con mis amigos en FaceBook, y no sé cuántas cosas más cada día.

La interacción con la información ha de sufrir un giro drástico. Este modelo se parece cada vez más a intentar memorizar la Enciclopedia Británica. El volumen de datos que genera Internet es imposible de manejar, por lo que su interfaz debe cambiar.

Internet no debe dejar de generar contenidos, deben cambiar los medios con los que interactuamos con ellos. Lo que está claro es que pantallas y teclados no son la solución.

Todo pasa primero por una selección de la información. No se puede hacer todo de todo. Lo que en cosas reales entenderíamos como imposible (ir a clase de inglés, y de francés, y de piano, y de tenis, y de salto a caballo, y de canto, y de) en Internet parece asumible (actuar en 3 foros, comentar en 20 blogs, escribir en Twitter)

Mi previsión

Siempre que se habla de previsiones sobre el futuro se está asumiendo que serán erróneas. Pero esta disertación se quedaría coja si no tratase, al menos, de intentar imaginar por dónde puede encaminarse el futuro.

Interacción voluntaria del usuario: CERO. Este creo que es el pilar sobre el que articular los datos. El usuario no tiene que hacer nada, todo se le muestra de forma anticipada. Si necesita viajar a Madrid, sólo se pide confirmación para la compra de billetes en tren, porque es su sistema de transporte favorito, o el hotel que un amigo visitó y recomendó. Una vez allí verá una recomendación a un restaurante basado en sus preferencias recopiladas por el sistema en base a sus acciones, todo esto sin que el usuario haga nada de nada.

Gadgets: CERO. Suena drástico, pero esa es mi visión. No hace falta llevar un iPod, un teléfono móvil, un portátil. Nada de nada. Micrófonos direccionales que captan tu voz estés donde estés, aunque sea en la multitud de un aeropuerto. Altavoces direccionales que emiten el sonido directa y exclusivamente a ti. Si quieres llamar por teléfono, di a quién quieres llamar. ¿Escribir un documento? Díctalo. Ver una película, una guía de viaje, fotos la información que necesita ser mostrada lo hará en la pantalla que tengas más cercana.

Sobre la privacidad, no me atrevo a decir cómo se solventará, pero para eso está el futuro, ¿no?. Suena un poco Skynet, pero así es el futuro mmmhaahahahaha.

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Comentario

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  1. Si ahora nos quejamos de la poca privacidad…
    Estoy de acuerdo, también, de que no tengo suficiente tiempo para visitar todas las página y ver todas las chorradas.

  2. Muy cierto, estoy suscrito por RSS a más de 20 blogs, y a como 8 tiras cómicas… Demasiada información. Hace tiempo que soy más selectivo al añadir RSSs y he borrado alguno, pero aún así­ me comen mucho tiempo, ¿demasiado?, quizás…

    Con lo de Facebook yo hablarí­a más de privacidad que de el tiempo que consuma. Tengo perfiles en varias webs y tengo bastantes amigos que usan Facebook, pero yo me niego a sus condiciones más leoninas aún que las otra redes equivalentes…

  3. Es verdad que la cantidad ingente de información apabulla al más pintado. La solución pasa por un uso práctico de la red.

    Para buscar información, por temas durante dí­as o semanas. Vamos, pasito a pasito, poco a poco.

    Lo de interactuar. Uno no tiene porqué aportar con leer basta. Aunque intuyo que lo cambiarí­as por que nos introdujeran los datos directamente en el cerebro.

    Si es que somos perezosos por naturaleza.