Smokesellers en la Historia: Norton I de EE.UU.

Es difícil saber cuándo un smokeseller tiene éxito. Pero el de Norton es un caso indiscutible.

Desde pequeñitos, cuando jugábamos al Monopoli o intercambiábamos "mortadelos", todos hemos pensado en poder utilizar ese dinero para comprar cosas. O incluso soñábamos con fabricar billetes propios. Pero claro, como no somos la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, no podíamos hacer nada.

Norton I lo hizo paso a paso. Estamos a mediados del siglo XIX. Este señor era un inmigrante inglés en San Francisco, ambicioso, que llegó a hacer un montón de dinero… Aunque luego lo perdió. Y eso hizo que tuviera que ser creativo (o que enloqueciera…).

Lo mejor que puedes hacer cuando estas arruinado, si quieres salir adelante, es entrar en política. Pero claro, la política municipal era poca cosa, y era mejor pensar en ámbitos mayores. Norton era un tipo comprometido, no buscaba el dinero, solo quería ayudar a su país a mejorar, y lo que hizo fue proclamarse Emperador de EE.UU. y Protector de Méjico (sí, aunque probablemente los mejicanos nunca lo llegarían a saber). Estamos en 1859, y el San Francisco Bulletin publicaba lo siguiente:

"En la petición y el deseo perentorio de una gran mayoría de los ciudadanos de estos Estados Unidos, yo, Joshua Norton, antes de la Bahía de Algoa, del Cabo de Buena Esperanza, y ahora por los pasados 9 años y 10 meses de San Francisco, California, me declaro y proclamo emperador de estos Estados Unidos; y en virtud de la autoridad de tal modo envestida en mí, por este medio dirijo y ordeno a los representantes de los diferentes Estados de la Unión a constituirse en asamblea en la Sala de Conciertos de esta ciudad, el primer día de febrero próximo, allí y entonces se realizarán tales alteraciones en las leyes existentes de la Unión como para mitigar los males bajo los cuales el país está trabajando, y de tal modo justificar la confianza que existe, tanto en el país como en el extranjero, en nuestra estabilidad e integridad."

Observad el lenguaje cuidado, las formas solemnes, la autoridad que destila. No sé si los representantes de los estados hicieron caso al llamamiento. Más tarde, destituyó al Presidente y disolvió el Congreso, supongo que porque no se presentaron. Y a la gente le hizo gracia.

Volviendo al comienzo del artículo, una de las medidas de Norton I fue imprimir su propio dinero, que llamaremos "nortonitos". El caso es que se usaban con normalidad en la zona de la Bahía de San Francisco. Un breve resumen de su CV:

– Estaba arruinado pero comía gratis en todos los restaurantes de la zona.

– Llegó a tener su propio dinero, cuya validez garantizaba con su propia fortuna, usado en la zona de la Bahía.

– Todos los periódicos de la zona publicaban sus edictos y proclamas.

– 30.000 personas asistieron a su entierro en 1880.

– Escribió cartas a Lincoln y la Reina Victoria, que ellos leyeron.

– Pidió que se construyera un puente de suspensión en la Bahía (¡qué visionario!).

– ¡Lo pidió muchas veces!

– Prohibió el uso de la palabra "Frisco", bajo multa de 25 dólares (nortonianos, claro).

– Amenazó al Grand Hotel para que le dieran habitaciones.

– Y un largo etc. que podéis consultar en esta maravillosa página, o en wikipedia.

Podéis deleitaros en el maravilloso lenguaje de sus proclamas, en el plural mayestático, en sus avanzadas ideas. Como curiosidad, decir que hoy en día, los nortonitos están tremendamente cotizados entre los coleccionistas, por su rareza.

Para que luego digan que un Smokeseller no puede tener éxito. ¡Norton I y este blog son la prueba!